Estoy seguro de que lo has notado. El ruido ahí fuera es inmenso. “Inteligencia Artificial” por aquí, “ChatGPT” por allá. Parece que el mundo se inventó de nuevo en 2023 y que han aparecido expertos de la nada. Es una revolución, sí, pero para muchos de nosotros, esta conversación no es nueva en absoluto.

Por eso me apetecía escribir esto. No es un artículo técnico, sino una reflexión personal. Un “desahogo”, si quieres. Quiero contarte cómo veo esta supuesta “nueva” era desde la perspectiva de alguien que lleva más de una década en las trincheras digitales y por qué todo esto me ha llevado a tomar una decisión de negocio que puede parecer sorprendente: he decidido no crecer más.

Del SEO a la IA, ¿se puede?

Mi viaje empezó con la primera gran IA de consumo: Google

Mi marca personal como consultor la lancé en 2013, aunque ya traía experiencia en la mochila. En aquel entonces, mi mundo era el SEO. El objetivo era claro: entender cómo funcionaban los motores de búsqueda (Google, Bing, Yandex…) para que nuestros proyectos tuvieran visibilidad.

El tema es que, aunque entonces no lo llamáramos así, Google siempre ha sido una inteligencia artificial. Nuestro trabajo nunca fue solo “poner palabras clave”; siempre fue un intento de hacer ingeniería inversa sobre un cerebro digital. Cuando Google lanzó cosas como RankBrain (2015) o BERT (2018), no fue una sorpresa, fue la confirmación de que nuestro trabajo consistía en entender cómo una máquina interpretaba la intención humana. Así que sí, llevo trabajando con IA desde mucho antes de que se pusiera de moda.

Vi venir la siguiente ola antes de que rompiera

Parte de mi trabajo, tanto como consultor como en mi faceta de docente en la universidad, no es solo saber qué funciona hoy, sino intuir qué funcionará mañana. Y hace unos años, vi que el procesamiento del lenguaje natural (NLP) iba a cambiarlo todo. No era solo una intuición.

Por eso, allá por 2021, dos años antes de que el nombre “ChatGPT” significara algo para el público general, decidí que no bastaba con ser un usuario. Me metí de lleno y obtuve una titulación en Inteligencia Artificial aplicada a los negocios. Quería entender la lógica de las redes neuronales, no solo ver la magia. Quería estar preparado para cuando la ola llegara a la orilla, y no tener que aprender a nadar a toda prisa como tantos ahora.

Ahora mi trabajo se ha expandido, no ha cambiado

Y entonces, la ola rompió. La IA generativa se hizo masiva. Para muchos colegas, fue un terremoto que movió los cimientos de su trabajo. Para mí, sinceramente, ha sido una expansión natural.

Mi día a día sigue teniendo los mismos fundamentos. Sigo analizando cómo una máquina interpreta una petición y qué fuentes considera de autoridad. La gran diferencia es que el tablero de juego es más grande. Ya no solo lucho por un enlace azul en Google; ahora también analizo cómo “posicionar” un contenido para que sea la fuente principal que ambas IAs, ChatGPT y Gemini, usan para construir su respuesta. El juego es el mismo: autoridad y relevancia.

Este nuevo escenario es fascinante porque expone fallos en las IAs que son idénticos a los que vemos en los humanos, como documenté en mi caso de estudio sobre la “IA rebelde”. Mi trabajo, por tanto, se ha vuelto más profundo: sigo siendo el puente entre la información y la máquina.

Del plano conceptual a la práctica: ejemplos reales

Para que esto no se quede solo en una reflexión, veamos ejemplos concretos de cómo esta intersección SEO-IA impacta en el negocio. En mi portfolio se pueden ver proyectos con clientes de diversos sectores, desde salud como Vithas hasta e-commerce como B-Kover. En cada caso, la IA ha cambiado las reglas:

  • Para un cliente del sector salud: Ya no basta con optimizar un artículo sobre “síntomas de la apendicitis” para Google. Ahora debemos asegurarnos de que la información sea tan clara, fiable y esté tan bien estructurada que una IA la elija como fuente para responder a una consulta de voz de un usuario preocupado. La autoridad (E-E-A-T) se ha vuelto más crucial que nunca.
  • Para un e-commerce de moda: Antes optimizábamos cientos de descripciones de producto. Ahora, usamos la IA para generar borradores creativos y únicos a escala, pero supervisamos el proceso para asegurar que la voz de la marca y la estrategia SEO se mantengan. La IA es una herramienta de productividad, no un sustituto de la estrategia.

Y esto me lleva a una decisión vital: estoy a tope y he decidido mantenerme

Aquí es donde quería llegar. Todo este viaje me ha traído a un momento profesional increíblemente bueno. La demanda de este perfil híbrido (alguien que entiende el SEO clásico y la nueva IA) se ha disparado. Estoy a tope. El trabajo abunda, los proyectos son interesantísimis y sigo disfrutando como un enano con mis clases en la universidad.

Y precisamente por eso, porque estoy en un pico profesional, hace un tiempo tomé una decisión vital y de negocio: he decidido no crecer más.

Suena raro, ¿verdad? Vivimos en la cultura del “crecimiento infinito”. He visto a muchos colegas de profesión caer en esa trampa. Se convierten en CEOs de sus propias agencias, escalan, contratan, y acaban gestionando hojas de Excel en lugar de hacer el trabajo que les apasiona. Y no, no es una mala decisión de negocio; es una elección deliberada por la calidad y la sostenibilidad.

Yo no quiero eso. He decidido conscientemente quedarme como estoy. Quiero seguir siendo un “artesano”. Quiero ser yo quien hable con el cliente, quien se pelee con la analítica, quien audite la web y quien diseñe la estrategia. Mi valor no está en la escala, está en mi experiencia y en el trabajo de calidad. Esta decisión me da la libertad de elegir solo los proyectos que de verdad me motivan y me permite seguir dando clases, que es algo que me llena.

Entonces, ¿qué soy ahora?

Si miro atrás, a ese chaval de 2013, el camino es totalmente coherente. No soy solo un “experto en SEO” que se ha reciclado a la IA. Y obviamente no soy un “experto en IA” que de repente ha descubierto el SEO.

Soy, y siempre he sido, un especialista en la intersección. Un traductor. Mi trabajo es traducir la psicología humana para que una máquina la entienda, y traducir la lógica de una máquina para que un negocio pueda aprovecharla. Ese era mi trabajo en 2013 y sigue siéndolo hoy. La única diferencia es que las máquinas son mucho más potentes. Y por suerte, después de tantos años, yo también.

Y ahora te pregunto a ti, profesional del marketing, emprendedor, colega: ¿has reflexionado sobre cómo esta evolución impacta en tu rol? ¿Estás eligiendo escalar o especializarte? Me encantaría leer tu opinión en los comentarios.

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Javier Carmona Benítez

Consultor SEO Alicante
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